Ruta botánica por el centro de Mérida, Yucatán, México
- Kevin Daniel Romero
- 4 nov
- 7 Min. de lectura
Este fragmento literario es una invitación a ser sensibles con el entorno florístico que nos rodea en cada uno de los territorios que habitamos. Para el caso de esta reseña, se hará referencia al contexto natural de la ciudad de Mérida ubicada en la Península de Yucatán, el extremo oriente de México, con un enfoque en sus principales espacios públicos localizados en la zona central de la ciudad, y cómo en su conjunto generan un ecosistema que puede ser experimentado de diversas formas.
Esta área en particular se seleccionó debido a que fue el espacio con el que interactué directamente durante 3 años, de julio de 2022 a julio de 2025. Durante este tiempo pude percibir las particularidades de este territorio, el cual se caracteriza por su ortografía plana, sus altas temperaturas y su clima húmedo gran parte del año, influenciado por su cercanía a la costa y su baja altitud sobre el nivel del mar.
Dados los factores del emplazamiento de Mérida y su ubicación en el área neo tropical, la vegetación que domina en esta zona de la península, es decir, su extremo noroccidental, es del tipo selvático. Sin embargo, gran parte de sus especies vegetales son del tipo caducifolio, lo que significa que el follaje de esta vegetación cae durante la época más seca del año.
Algunos de las principales factores que propician este cambio en la zona es su capa de suelo, la cual es muy delgada, y el nivel de precipitaciones pluviales, que no es demasiado elevado como en otras áreas de la península.
Sin embargo, desde la llegada de los primeros pobladores humanos a este territorio, se han generado diversas modificaciones en el entorno que lo han moldeado de acuerdo a las necesidades de habitar de los diferentes grupos culturales que lo han utilizado como su hogar.
A pesar de que su ocupación intensiva se remonta a más de 2000 años atrás, la fisionomía actual de la ciudad de Mérida surgió a partir del encuentro del urbanismo mesoamericano, representado por los mayas yucatecos, el cual ya estaba presente en el diseño de la ciudad maya precedente (Ichcaanzihó), y el urbanismo europeo occidental, materializado por los nativos de la península ibérica, quienes se habían visto influenciados por grupos culturales previos como los romanos y los árabes.
Este encuentro generado durante el siglo XVI dio como resultado una ciudad con una traza urbana en forma de damero, el cual fue adaptado para poder encajar con las preexistencias naturales y antropogénicas que ya existían en el territorio, como los cenotes (ts’ono’ot), los basamentos piramidales (múul), o la red de caminos interurbanos (sakbejo’ob).
Uno de los componentes fundamentales de esta ciudad mestiza es el conjunto de plazas o espacios abiertos que dieron origen a los distintos barrios que conformaron la gestación de la ciudad. En la época colonial, estás plazas eran por lo general manzanas completas o fragmentos de ellas que se encontraban desprovistas de vegetación o con muy poca densidad de cobertura, incluso el mobiliario urbano era escaso. Esto era resultado de las dinámicas sociales de aquellas épocas, en las que este espacio aparentemente vacío fungía como un área multipropósito.
Algunas de las actividades que se llevaban a cabo en las plazas de los barrios de la Mérida en su etapa virreinal fueron las festividades religiosas, las concentraciones de población con motivos de represión, la realización de eventos sociales, comerciales, militares, entre otros. Con el paso del tiempo y las evoluciones de la sociedad meridana y de su contexto nacional y global, se fueron dando modificaciones en la morfología de estos espacios abiertos que fungieron desde su origen como nodos del espacio urbano en su totalidad.
Incluso la ciudad aumentó sus dimensiones, introduciendo nuevas formas de urbanismo, el cual al ser de mayor densidad de ocupación del suelo, reducía las áreas disponibles para la permanencia de vegetación. En la actualidad, los límites de la ciudad meridana hasta finales del siglo XIX pueden ser identificados de manera aproximada por el perímetro de la Zona de Monumentos Históricos de Mérida, la cual fue declarada el 18 de octubre de 1982 como Patrimonio de la Nación para salvaguardar sus valores naturales y culturales materiales e inmateriales. Es en esta área en dónde se ubican los espacios públicos objetos de interés de este análisis.
Uno de los cambios mas importantes que han tenido las plazas de barrio de Mérida en cuanto a su configuración espacial y morfología se dio con la introducción de vegetación en mayor densidad que la que originalmente contaba en la época de su creación. La vegetación introducida fue de diferentes estratos, desde el arbóreo hasta el herbáceo. Está modificación incluso motivó a qué la población local comenzará a llamar a estos espacios públicos como “parques” a excepción de la plaza principal, que aún se sigue nombrando como Plaza Grande.
Un aspecto a resaltar de la introducción de especies vegetales a las plazas originarias de los barrios de Mérida es la diversidad de las especies y sus diferencias con la vegetación nativa del entorno natural en dónde se ubican. Si bien la vegetación de la selva baja caducifolia, denominada localmente como “monte” es bastante rica en cuanto al número de especies, es igualmente uniforme en muchos aspectos de sus características, determinadas completamente por las condiciones su entorno geográfico particular, en el aspecto micro climático y a nivel general como ecorregión.
Al igual que ocurre en algunas otras poblaciones en la península, es posible identificar tanto en los espacios públicos, como en los interiores de las manzanas, especies que son distintas a las nativas, las cuales provienen de otras zonas geográficas cercanas y que se han adaptado a las condiciones del entorno de Mérida, así como aquellas que provienen de otras latitudes más lejanas a la península, y que por sus características, también se han logrado acoplar a este territorio.
A continuación se presentan los nombres de las plazas de los barrios originarios de la ciudad de Mérida con una breve descripción de sus características florísticas, el cual no será exhaustivo y se enfocará en las especies arbóreas más recurrentes en su fisionomía. El orden de su numeración corresponde al sentido de las manecillas del reloj, comenzando con el centro de la ciudad, continuando en dirección hacia el extremo norte y posteriormente rodeando el circuito desde el noreste hacia el suroeste:
*(n) Nativo, (e) exótico de la Península de Yucatán.
Plaza Grande. Situada en el centro de la ciudad, frente a la catedral. Cuenta con árboles como el laurel de indias (Ficus microcarpa)(e), la ceiba (Ceiba pentandra)(n), diversas especies de palmeras, entre otros.
Parque Hidalgo o Manuel Cepeda Peraza (El Jesús): ubicado frente al templo de El Jesús o de la Tercera Orden, en la parte central. Presentes el almendro del trópico (Terminalia catappa)(e), la palma real (Roystonea regia)(n) etc.
Parque de Santa Lucía: hacia el norte. Cuenta con huaya (Melicoccus bijugatus)(n), palma de huano (Sabal yapa)(n), entre otros.
Parque de Santa Ana: en el norte. Con especies como el flamboyán (Delonix regia)(e), lluvia de oro (Cassia fistula)(e), la palma real, el cirocote (Cordia dodecandra) (n), y el ramón (Brosimum alicastrum)(n).
Parque de Itzimná: en el extremo norte. Con especies como el algarrobo, el maculís, el roble (Ehretia tinifolia)(n), y algunas variedades de palma.
Parque de La Mejorada: ubicado hacia el oriente. Las especies más frecuentes son el almendro, el laurel y el flamboyán
Parque de San Cristóbal: al sureste. Con árboles como el almendro, la ceiba y el algarrobo (Samanea saman)(n).
Parque de San Juan: al sur. Con especies como el laurel y el flamboyán, el almendro, la palma real, etc.
Parque de La Ermita: en el extremo sur. Cuenta con árboles como el maculís (Tabebuia rosea)(n) la ceiba y la palma real.
Parque de San Sebastián: en el suroeste. Predomina el árbol de laurel y almendro.
Parque de Santiago: ubicado hacia el poniente. Está presente el laurel, el flamboyán y el neem (Azadirachta indica)(e).
Es importante mencionar a los espacios verdes y paseos de carácter histórico que también se encuentran dentro de la zona central de la ciudad de Mérida, aunque no hayan sido parte del núcleo original de alguno de los barrios debido a que fueron creaciones posteriores a su origen. Estos espacios son los siguientes:
Alameda de Gálvez o Paseo de las Bonitas (1790) (demolido)
Parque Eulogio Rosado (1884)
Paseo de Montejo y Remate del Paseo (1904)
Parque de la Paz (1906)
Parque del Centenario (1910)
Gran Parque de La Plancha (2023)
Con está recapitulación se cierra este breve recorrido por los espacios públicos que le han dado sentido a la vida comunitaria de los meridanos y de las personas que recorren este territorio de forma momentánea como parte de la dinámica activa del habitar humano, el cual comparte con el resto de las especies que conforman en su conjunto este ecosistema tan valioso para la humanidad y para el planeta mismo.
Para más información histórica de los parques del centro de Mérida se puede consultar este otro artículo en el blog, Mérida en la historia:
Un poco sobre el autor*
Mi nombre es Kevin Daniel Romero Hernández. Soy un apasionado de todas las experiencias sensoriales y culturales de México, en especial de la arquitectura del paisaje y la conservación del patrimonio histórico. He tenido trayectorias laborales y de aprendizaje en torno a la arquitectura en ciudades como Toluca, Mérida, Ciudad de México y Monterrey.
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